Capadocia… diario de un despropósito

Nos dirigíamos a Capadocia, con una mezcla de ilusión, miedo y expectación que no podíamos controlar. Mucho habíamos leído y comentado sobre ese destino las semanas previas a nuestra llegada. En el autocar, no dejábamos de especular sobre lo que nos encontraríamos. Nos habían avisado que Göreme era un mercadillo solo apto para turistas y que, tal como éramos nosotros, quizás no nos gustaba… había que verlo.

Nada más bajarnos en Göreme, el primer despropósito del viaje: el conductor nos pide hacerse una foto con nosotros de recuerdo… increíble! Uno de los sitios más turísticos del mundo y nos sentimos como un mono de feria… Mehmet, nuestro anfitrión, vivía en Ürgup, un pueblo a 10 kilómetros de Göreme donde el autobús nos había dejado. Fuimos a por el Dolmus que nos llevase hasta allí. No había horarios, como siempre, pero no tuvimos que esperar mucho. El sol apretaba… por fin. Llevábamos días esperándolo, aunque después nos arrepentiríamos de haberlo esperado tanto.

El dolmus nos dejó en el centro del pueblo, por 3,5 TRL. Allí nos vino a buscar un amigo de nuestro anfitrión que trabaja en una de esas tiendas de souvenirs que tanto nos gustan. (Nótese la ironía…). Tras un rato de espera que se hizo eterno, un çay, pipas y un helado, apareció Mehmet.
Mehmet, con 23 años (casi) y aspirante a guía, empezó en esto del CouchSurfing para mejorar su inglés. Les piden una nota de 75 en el TOELF para ser guías, y no puede costearse tantas clases como quisiera. Vive con su madre y su hermano, aunque su madre un mes de cada dos, se va a Antep a cuidar de su padre que está mayor y enfermo. Así que Mehmet y su hermano estaban solos en casa. La cocina no es su fuerte, y como la mayoría de los turcos varones que viven solos, tampoco la limpieza ni las tareas domésticas lo son. Pero es hospitalario a más no poder… eso es innegable.

Estuvimos en su casa dos noches, mientras recorríamos los pueblos y valles. La segunda noche, nos apropiamos de la cocina e hicimos tortillas de patatas para cenar. Aquella noche Mehmet apareció con Diego. Venezolano, amante de las flores, trotamundos a corto plazo y mochilero por accidente. Con una historia muy bizarra que contar, de aquellas que recuerdan a alguna película de Tom Hanks. De pronto en la mesa éramos 5… aun así, conseguimos que hubiera cena para todos. Durante la cena Mehmet pronunció una de sus frases favoritas: “tengo una sorpresa para vosotros… Tengo un amigo que es dueño de un salón de bodas”, prosigue” que nos ha invitado hoy a ver una boda típica turca… os apetece?” Un segundo… nos estaba preguntando si queríamos colarnos en una boda ajena dónde no conocíamos a nadie a ver bailar a la gente, comer gratis y beber de gorra? Por dios! La respuesta era obvia… SI!

De cuando nos colamos en una boda Turca

Ahí estábamos nosotros, con nuestras pintas de mochileros, cámara en mano, en la boda de alguien que no sabíamos ni el nombre dispuestos a darlo todo…
Hagamos un paréntesis… qué tienen de especial o diferente las bodas turcas? Pues bien… Lo que más nos sorprendió es que en las bodas turcas no se sirve comida… se da un pica pica, más bien ligero, que incluye dolmas, algún entrante caliente a compartir, frutos secos… lo que nosotros llamaríamos aperitivo… y de beber? Ais de beber… pues çay y zumitos en tetrabrik… como lo estáis leyendo, el alcohol en las bodas no se lleva… dicen que es por tradición, nosotros creemos que es por economía.

A una boda turca se invita hasta el portero de tu edificio (mi cuñado sería feliz casándose en Turquía). Suelen tener entre 500 y 1000 invitados a la boda y en algunos casos celebran 2 bodas si los novios son de ciudades diferentes. Que no os tiemble el bolsillo, la boda más cara que se suele pagar en un salón como el de Amasya que estaba entre los 15 mejores de Turquía son 35/40 liras por persona… el equivalente a menos de 15€. Recordad el menú… Durante la boda, la gente regala oro a los novios, porque dicen que la moneda turca fluctúa mucho y el oro es más seguro. Lo normal en la boda de un amigo poco allegado es regalar unos 60€ en oro… de ahí para arriba!

Otro dato importante es que los novios no conviven hasta que no se casan y en bastantes casos, aún a día de hoy, las mujeres, sobre todo las religiosas, siguen llegando vírgenes al matrimonio!

Los salones suelen estar decorados con leds de colores, en tonos verdes, rojos o azules… y las mesas y sillas en dorados si el salón es de categoría, y si no, sillas de plástico. Las flores que decoran las mesas e incluso el ramo de la novia, son de plástico también!

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Decoración del Salón de Amasya dónde tuvimos la oportunidad de ver un ensayo de la boda

En los salones hay una habitación para que la novia se pueda cambiar el vestido, ya que durante la celebración se tiene que cambiar mínimo una vez.

Otra cosa que nos llamó la atención es que la gente envía flores al trabajo o al restaurante, para los novios pero decoradas de una manera que a nosotros nos parecían más flores de funeral que de celebración… Otro de esos choques culturales que te arrancan una carcajada cuando los descifras.

(Disculpadnos por la mala calidad del video… estamos aprendiendo a hacerlos y subirlos 🙂 )

La boda había empezado hacia un par de horas cuando nosotros llegamos… eran las 22h y un pequeño grupo de personas estaba en el centro bailando Halay, el baile típico turco que nunca falta en las fiestas, bodas o cualquier celebración en Turquía… Había tan poca gente bailando que el dueño del salón, como ellos lo llaman, nos pidió que saliéramos a bailar… Así que soltamos la cámara y aprendimos los pasos del Halay! Surrealista ver que nos lo estábamos pasando mejor nosotros que los invitados a la boda.

Mientras tanto, un grupo de niños del pueblo se había percatado de nuestra presencia y preguntaban insistentes de dónde éramos. Mehmet, oh Mehmet!, no se le ocurrió otra cosa que decirles que Diego, quien llevaba la camiseta del Barça esa noche, era jugador del Barça B y que yo era su fotógrafa… Lo malo es que no avisó a Diego del cuento que les había contado.

Siguió la boda… de pronto otra parte ritual daba comienzo… la gente salió de la pista de baile, cambió la música y la novia se fue a cambiar de ropa a la sala. Las amigas de la novia y mujeres de la boda, se colocaron unas muñequeras con una vela encendida y precedían a la novia en su salida… empezaba lo que ellos llaman “El último llanto”

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El último llanto

Dice la tradición turca que el último llanto de una mujer se da durante su boda, ya que se despide de su familia y de sus amigas y que a partir de ese momento ya siempre será feliz porque está casada… en nuestra opinión, eso dependerá de lo que se encuentre esa noche como regalo de bodas bajo las sábanas… no olvidemos que compran la mercancía sin catarla. (Me faltan emoticonos de diablillos… 🙂 )

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Cambio de vestido!

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Momento en que empieza el último llanto

De pronto Diego desapareció… los niños habían seguido insistiéndole para ir a jugar al fútbol con él. Recordad que creían que era un jugador profesional. Lo encontramos en un improvisado campo de fútbol jugando a oscuras y ahí que nos apuntamos todos… la verdad es que los niños nos dieron una soberana paliza… y todos orgullosos porque habían ganado a un jugador profesional! En ese momento, le contamos a Diego lo que les había dicho Mehmet… su cara fue un poema!

Futbol

Paliza jugando al fútbol que nos dieron los niños!

Fotos, promesas de compartirlas, despedidas y andandito para casa que estábamos a unos 3 kilómetros…

Al despertarnos llovía… siempre llueve en Capadocia, nos dicen. Un regalo para los viajeros a tiempo completo. Si llueve, se descansa. Así que ahí estábamos, en la cocina con los ordenadores, charlando con Diego tan felices. Sonó la puerta. Mehmet nos había dicho que ese día llegaba una pareja más de CouchSurfing. Unos belgas. Al abrir la puerta una pareja joven sonreía mientras saludaba… “Hola! Qué tal!? Somos de CouchSurfing!”… de pronto alguien, por cortesía y sacar un tema de conversación, preguntó: “De dónde sois?” “Franceses dijeron entusiasmados… ok, pensamos… quizás la geografía no es el fuerte de Mehmet, o quizás fue un problema con el inglés… daba igual. Les dimos la bienvenida a una casa que no era nuestra y les acomodamos en lo que es el salón reconvertido con un sofá cama. En ese momento se levantó el hermano de Mehmet para ir a trabajar… es cocinero en un restaurante de renombre en Ürgup, trabaja de tardes noches… y su cara cuando vió a tanta gente en la cocina, éramos 6 con él, no tenía precio… Preparamos té, charlamos un rato en la cocina y a las dos horas, los franceses decidieron irse a caminar.

Eran las 15h cuando volvió a sonar el timbre. Abrimos la puerta y nos encontramos a una pareja de unos 60 años que saludaban muy efusivamente en inglés… “Hola! Couchsurfing! Somos los belgas!”… nos miramos atónitos, con la boca abierta y sin parpadear nos dimos cuenta de que Mehmet no tiene problemas de geografía, ni es un tema lingüístico… su problema principal es la aritmética… pueden 9 personas dormir en una casa de 2? La respuesta es no… En ese momento, y a pesar de la lluvia empecé a empaquetar las cosas para irnos. Biología bernárdica, como diría el Sr. Ets. Nos instalamos en un Hotel en Goreme, por 25€ la noche desayuno incluido que estaba de lujo… allí pasaríamos 4 noches más de nuestra estancia en Capadocia.

Prometimos ir a cenar solos, era mi cumpleaños y descansar de la locura de los días anteriores… nos duchamos y sonó el teléfono. Era Mehmet! Tenía una sorpresa para nosotros! Temblando a la par que sonreíamos, decidimos ir. Su amigo nos pasó a buscar… en un megan amarillo con la música a todo trapo y conduciendo a la turca, fuimos al mismo salón, pero esta vez no había nadie más que los viajeros que estaban en casa de Mehmet y los amigos del dueño del salón… No habíamos cenado y estábamos famélicos, aunque si en una boda no hay comida, os podéis imaginar que en un cumpleaños no hay ni cacahuetes. Bailamos el cangrejo, como rebautizamos al baile del Halay, durante 2 horas y sacaron la tarta la cual devoramos como si no hubiera mañana.

Cumple

Todos los viajeros y amigos de Mehmet de fiesta!

Baile del Cangrejo con Diego!

Baile del Cangrejo con Diego!

Nos llevaron de vuelta al hotel en coche… y pudimos dormir. A la mañana siguiente quedamos con Diego para ir a caminar… él andaba en sus búsquedas personales y nosotros de relax, así que no fue hasta las 12 o la 13 que salimos a andar. Queríamos ir a Ortahisar y acabamos en Uçhisar… dando pie a una ruta que fue digna de explicar. Diego se volvió en autostop y nosotros decidimos volver a Göreme a pie.

De entre los siguientes días, nos perdimos más veces de las que nos gustaría contar, acabamos haciendo dedo para volver, pasamos las horas perdidas con Diego y Mehmet, nos pusimos hasta arriba de comer en un local barato que encontramos… y la despedida fue dura… no tanto como la segunda vez que fuimos, porque volvimos… esa segunda vez costó mucho más porque en la casa de Mehmet estaba su madre, quien es un amor de persona, grande donde las haya y con un corazón enorme que no le cabe en el pecho… pero parte de este viaje es aprender a decir adiós a las personas que se convierten en nuestra familia por algunos días… y es muy difícil a veces.

Esperamos que os haya gustado la entrada… nuestros días suelen ser caóticos y llenos de despropósitos, pero creemos que esa semana se llevó la palma… de momento!