Karakol… dónde empiezan las rutas

Si hay algo que me gusta de Kirguistán y en general de Asia Central es la luz… baña los paisajes como un mar denso que no quiere dejar escapar ningún detalle. Hay horas mágicas, como en todos sitios, pero aquí tiene algo especial. Hace que lugares mundanos y carentes de belleza aparente se conviertan en algo hermoso. No sé si es porque estamos más cerca del cielo de lo normal, quizás sea que el sol baña con más fuerza estos remotos rincones del planeta o tal vez sea que aquí el otoño viene con un halo de magia pendiente de descifrar… no lo sé… Pero lugares que eran un no está mal, se transforman en un espectáculo en sí mismos.

Karakol, Kirguistan

Y fue el camino por la ruta norte desde Bishkek hasta Karakol lo que más nos gustó… la luz bañaba el lago, los altos árboles y sus rebaños… el naranja invadía todos sus rincones y se colaba por cualquier rendija.

Camino de Cholpon Ata a Karakol

Karakol… dónde empiezan las rutas

Es aquí, el lugar dónde empiezan los trekkings de la zona… toda ruta, sea corta o de varios días empieza en Karakol. El pueblo tiene una oferta hotelera bastante bien desarrollada, y muy enfocada al deporte de montaña y sobre todo a los esquiadores. Restaurantes internacionales a precio de oro como ya vimos en Bishkek y otros para locales a precios mucho más asequibles.

Karakol, Kirguistan

Una ruta fácil que se puede hacer en Karakol de un día es la ruta al corazón roto y los siete toros. Es fácil llegar hasta Jeti Oghuz que es el lugar de origen de la excursión… pero mucho ojo no confundir el pueblo con el resort, que está a 12km de distancia… hay que coger un taxi en el pueblo que nos lleve hasta el “sanatorium” como también se le llama. En temporada alta hay un bus que lleva directo al resort desde Karakol, pero nosotros no pudimos cogerlo.

Karakol, Kirguistan, 7 toros

Karakol, Kirguistan

Aunque ir cuando termina la temporada alta tiene sus ventajas. Pudimos ver la trashumancia de los animales desde las montañas a sus hogares invernales en los pueblos. Caballos, cabras, ovejas, vacas y todo tipo de animales se mueven a cientos o miles en rebaños custodiados por sus pastores cuan tesoro… porque eso es lo que son, el patrimonio de sus familias.

Vaca, Karakol, Kirguistan

Las formaciones que se encuentran allí son tan caprichosas como llamativas. El rojo de la tierra contrasta con las cumbres nevadas que se ven a lo lejos y río baja serpenteando entre las diferentes figuras para perderse entre la estepa. Vale la pena pasear por allí, sentarse a mirar y hacer fotos, muchas fotos.

Karakol, Kirguistan

Karakol, Kirguistan

Pero Karakol esconde algunos rincones muy interesantes en su pueblo. No sólo su bazar o mercado de animales son interesantes, nos gustó mucho su Iglesia de la Santísima Trinidad. El terremoto arrasó la iglesia original de piedra a finales del s. XIX y en su lugar se levantó una igual pero de madera. Los bolcheviques la convirtieron en un club y no volvió a ser una iglesia hasta la caída del comunismo y la independencia del país en 1991.

Karakol, Kirguistan, Iglesia Madera

Iglesia Madera, Karakol, Kirguistan

También encontramos, como no podía ser menos en un país musulmán, la Mezquita Dungan. De principios del s. XX recuerda más a un templo budista oriental que a una mezquita. Sus vivos colores, sus pórticos de madera y sus tejados orientales sobrevivieron a la época de los bolcheviques y son hoy, un lugar muy hermoso que visitar. Nos gustó especialmente su jardín y su puerta de entrada, llena de detalles…

Mezquita, Karakol, Kirguistan

Mezquita, Karakol, Kirguistan

Mezquita, Karakol, Kirguistan

Esconden las calles de Karakol algunas casas bastante bien cuidadas… No es la arquitectura civil lo más remarcable del país pero casualmente es en Karakol dónde vimos más casas antiguas en buen estado: alegres colores en sus ventanales y neutros recubriendo el adobe con el que se levantan sus paredes.

Casa, Karakol, Kirguistan

Bishkek… capital de Asia Central?

No es que Bishkek no merezca una entrada aparte, que lo merece y mucho. Es que Bishkek es una de esas ciudades dónde tuvimos la sensación de que podríamos vivir, a pesar de no tener un gran atractivo turístico. Bien surtida de oferta de servicios (café espresso en algunos bares, desayunos turcos, restaurantes variados y a buen precio… ), viviendas en el centro con agua y comodidades básicas y una población internacional bastante surtida, Bishkek nos pareció una ciudad donde realmente hay oportunidades de negocio y dónde podríamos vivir sin problemas.

Compartimos nuestros días en Bishkek con un tándem francoturco de lo más inspirador… Aurelie, de Marsella, docta en la Historia de Rusia y actualmente trabajando para la Universidad Francesa en Bishkek y Abdullah, turco de la Capadocia, estudiante de traducción rusa y un auténtico relaciones públicas en la capital de Kirguistán. Se sumó Cristina a las charlas, traductora de inglés de origen kirgui quien empezaba este año un máster en contabilidad y finanzas, así como un grupo de alemanes quien están en Bishkek haciendo distintos voluntariados internacionales. Así, como en una gran familia estuvimos 4 días en Bishkek y fueron memorables… Inolvidables!

Bishkek – Karakol Minibus 350COM

Bus a Jeti-Öghüz 40COM

Taxi desde Jeti-Öghüz al Sanatorium 30COM

Si algo hace especial Karakol son sus olímpicas pistas de esquí muy poco explotadas y en las que se puede esquiar por unos 12$ al día de forfait… un paraíso para los aficionados al esquí y muy barato!

En Karakol nos alojamos en el Hotel Madanur, un hotel gestionado con muy buen gusto y con un trato exquisito al cliente… y con uno de los mejores desayunos que hayamos probado!