Querido Çay
Lo nuestro no fue amor a primera vista sino una leve atracción fruto de la curiosidad, la novedad y la llamativa forma de tu vaso. Lo confieso, lo primero que me atrajo de ti fue tu exterior…. Esa cintura marcada y esas curvas sinuosas.

Áspero y amargo, así te sentí la primera vez. Costaba hasta tragarte. Sobre la mesa, había un cuenco lleno de pequeños terrones de azúcar blanco. Aunque hace tiempo que no tomo, no había más opción. Puse uno, pero aquello no mejoraba… Necesité tres terrones para poderte beber.

Y esa extraña forma de prepararte… hacen falta dos teteras para […]