Konya, la ciudad que no te esperas

Llegamos a Konya para pasar tres días y creímos que nos sobrarían dos… atraídos por el misticismo de los derviches y poco más, no tardó la ciudad en hacernos notar nuestro craso error. Y es que Konya es mucho más de lo que te esperas y más de lo que te cuentan. Konya es una de las ciudades más conservadoras en las que habíamos estado hasta el momento en Turquía. Es religiosa y tradicional… Quizás es dónde más niqabs y otros atuendos islámicos vimos, hasta la fecha, incluyendo el uso de guantes para cubrir las manos.

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Hijab, Niqab,

Konya es una ciudad urbanísticamente hablando muy ordenada, limpia, con calles claras y trazados bien definidos, muy lejos del caos al que Estambul nos había acostumbrado. Y es moderna… paradójicamente moderna, en cuanto a edificios claro. Con muchos espacios abiertos, plazas, ramblas y avenidas, la palabra que quizás mejor describe a esta ciudad es “luminosa”… y es que el sol se cuela por cualquier rincón debido a la amplitud de sus calles y la magnitud de sus parques.

El Museo Mevlana

Konya, conocida como la ciudad que vio nacer a los derviches mevlanis en Turquía, alberga el museo Mevlana. El museo es en realidad el mausoleo de Jalal ad-Din Muhammad Rumi, llamado Mevlana, y la antigua Tariqa o escuela de derviches, convertidos en museo en 1926 por un decreto de Ataturk. Al llegar a él, nos dimos cuenta de que poco o nada sabíamos de esta religión, a parte de que dan vueltas para conseguir la comunión con Dios. Teníamos muchas preguntas en la cabeza y decidimos responderlas:

Antes de seguir, os ruego deis al play para ambientaros en la lectura…

Quien era Muhammad Rumi? También conocido como Melvana, Nuestro Maestro, Rumí era un Místico Persa Sufí, teólogo, poeta y músico, nacido en lo que hoy sería la actual Afganistán. Llegó a Konya sobre el año 1228, tras varios años de emigración por la invasión mongola de Persia, que les llevó a vivir en Bagdag, Hejaz, Damasco… entre otros hasta que su padre Bahaeddin Veled, reconocido jurista y teólogo, fue invitado, insistentemente, por el sultán de Selçuk a instalarse en la ciudad de Konya, entonces en Anatolia. Se convirtió entonces en el director espiritual de la madraza de Konya. En 1231, tras el fallecimiento de su padre, Rumí heredó el puesto de su padre, aunque su doctrina era diferente. Rumí había practicado, durante 9 años el sufismo, una tendencia del islam que valora la música y la danza como medio de oración. Tras finalizar su formación, hacia 1240 inició su vida pública como profesor de Islam, dando sermones en las mezquitas y adoctrinando en la madraza.

Pero si algo era Rumí, es un poeta con una sensibilidad extrema para las letras y un don para la composición musical… partituras que siguen vigentes hoy en día y se siguen usando en las ceremonias derviches.

«Soy un alma que ha tenido
cien mil cuerpos;
pero no puedo hablar de ello.
¿Qué puedo hacer?
Tengo la lengua atada.
He visto miles de personas que todas eran yo;
pero entre ellas no he encontrado
ninguna como yo.»

Qué es un derviche? Son musulmanes? Un derviche es en esencia un “mendicante”. Los que encontramos en Turquía son de la orden de los Mevlevís, nombre que proviene de Mevlana, nuestro Maestro, que era el sobrenombre que recibía el poeta Rumí.  También conocidos como Derviches Giróvagos, por su ritual de rezo girando sobre si mismo. Sí, son musulmanes, de la orden Sufí y adquirieron mucha importancia dentro del imperio Otomano y que siguió creciendo el número de sus adeptos hasta que en 1923 Ataturk los prohibió junto con el resto de expresiones religiosas. En 1950 Turquía decidió levantar la prohibición debido al gran interés turístico que suscitaban.

«No estás hecho de agua y tierra,
no eres de este universo giratorio.
El cuerpo es un río
y el alma es el agua de la vida que corre por él;
pero, donde estás, 
no eres consciente de nada de eso.»

Cualquiera podía ser Derviche? Ellos dicen que sí, aunque hemos encontrado diversas fuentes que afirman que son un grupo muy cerrado y elitista. Teóricamente, el proceso de ingreso en el monasterio era el siguiente.

Primero, el candidato debía suplicar entrar en el monasterio desde la puerta durante 3 días para que le dejaran entrar.

Una vez dentro, debería permanecer 3 días más sentado sobre una piel de cabra en una esquina de la Tariqa observando las diferentes tareas que debería desarrollar:

Una vez dentro, debería permanecer 3 días más sentado sobre una piel de cabra en una esquina de la Tariqa observando las diferentes tareas que debería desarrollar:

Una vez dentro, debería permanecer 3 días más sentado sobre una piel de cabra en una esquina de la Tariqa observando las diferentes tareas que debería desarrollar: Debería cocinar para los mevlanis más antiguos, debería servirles y debería aprender a rezar… pero sobretodo, debería aprender a entrar en comunión con el amor divino despojándose de toda razón. Viviría en una pequeña celda con lo más básico… el resto de su vida.

Una vez dentro, debería permanecer 3 días más sentado sobre una piel de cabra en una esquina de la Tariqa observando las diferentes tareas que debería desarrollar:
Debería cocinar para los mevlanis más antiguos, debería servirles y debería aprender a rezar… pero sobretodo, debería aprender a entrar en comunión con el amor divino despojándose de toda razón.

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Viviría en una pequeña celda con lo más básico… el resto de su vida. Tras esos 3 días le preguntarían si de verdad quería entrar, y en caso de decir que sí, empezarían sus 1000 días de sufrimiento. Al terminar… sería un mevleni de pleno derecho y pasaría a formar parte de la comunidad Derviche.

Cada átomo
Feliz o miserable,
Gira enamorado
En torno del sol.

Una persona no está enamorada
si el amor no ilumina su Alma.
No es un amante
si no gira como las estrellas alrededor de la luna.

Excepto el amor intenso, excepto el amor,
no tengo otro trabajo;
Salvo el amor tierno, salvo el amor tierno,
no siembro otra semilla.

Qué opina el islam de los Mevlenis? Y del sufismo? Si bien el Islam está compuesto por diferentes ramas, al igual que el cristianismo, son los Musulmanes Sunís Hanafis los más numerosos. Se calcula que el 90% de los musulmanes siguen esta doctrina, la suní, tanto algunos suníes como chiíes practican el sufismo como una forma para alcanzar la perfección espiritual, aunque la cifra es muy reducida. Pero aunque atractiva a la vista e inofensiva a la aplicación más estricta del Corán, el sufismo no está bien visto entre aquellos musulmanes más inflexibles.  Actualmente se acude con devoción al mauselo de Rumi, se valora su poesía y se respeta el rito Mevleni, más que a cualquier otro rito sufí. Se han ganado un lugar en la sociedad musulmana turca.

Entremos al Museo, Mausoleo, Escuela Mevleni o Santuario…

La visita al museo es muy didáctica para los profanos en la materia. Si bien los musulmanes acuden al mausoleo como los católicos pueden ir a Lourdes, cargados de fe, para el visitante “infiel” la visita tiene un carácter más místico y quizás más fascinante, por la novedad que supone y el descubrimiento.

Se compone de diversas zonas: La Tariqa, es el edificio principal. Actualmente mausoleo, congrega las tumbas de diversos derviches que fueron enterrados cerca de Rumí cuando falleció. En el mismo edificio se pueden ver algunas reliquias en vitrinas así como ejemplares del Corán muy antiguos y algunos poemas de Rumi. Las paredes están decoradas con la técnica de caligrafía en espejo y las columnas están unidas por unas cadenas de las que no sólo cuelgan las típicas lámparas de aceite que ya habíamos visto en la arquitectura otomana, si no también unos huevos de avestruz que veríamos por todo el edificio.

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Sobre las tumbas, vemos como se depositaron los turbantes de los Derviches fallecidos, para diferenciar así entre otros su jerarquía dentro de la comunidad. Los grabados sobre metal y oro decoran todas las paredes de una forma muy ostentosa… la cantidad de gente que hay rezando con devoción frente a la tumba de Rumí y la decoración sobrecargada de la misma hacen que la escena sea muy gótica.

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También hay dentro del edificio una mezquita donde los peregrinos pueden rezar libremente.

Al salir al patio nos encontramos con una fuente muy simbólica con nueve conchas que nos enseña que venimos todos del mismo origen y aunque diverjamos en algunos momentos, todos tenemos el mismo final.

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Desde el mismo patio, se accede a una tumba, de planta octogonal y decorada en tonos azules y turquesa, con las paredes recubiertas de lo que parecen librerías… algo que no habíamos visto hasta el momento.

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Desde la misma plaza accedemos a las celdas de los derviches que habitaban la Tariqa. Una representación muy cuidada con muñecos de cera nos hacen viajar en el tiempo para poder visualizar mejor la escena y ponernos en situación.

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Hacia la izquierda encontramos la cocina, lo que era el centro social de la Tariqa y donde los derviches desarrollaban casi toda su vida cotidiana. Dentro, una vez más, se han representado las escenas más típicas de la vida diaria de un Mevlani para facilitar al visitante la comprensión y el aprendizaje sobre la vida en la logia.

Justo en el centro de la plaza, nos encontramos con una fuente que dicen, es mágica… tiene el don de curar males, aliviar el alma y sanar el corazón… así que, por supuesto… bebimos de ella…

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Konya es más que Derviches y misticismo

Y es que no sabíamos qué esperar de Konya. Era un destino que sabíamos que debíamos visitar pero sin tener muy claro porqué… a veces nos falta tiempo para planificar cada parada que hacemos. Y el instinto no nos falló.

Una gran plaza se abría ante el museo dando a su vez a una mezquita majestuosa que está en pleno proceso de rehabilitación. Una de esas plazas grandes, soberbias y abiertas que más quisiera Estambul tener para sí. Y por supuesto, decorada con los banderines del partido político de turno, ya  que las elecciones persiguen todos nuestros escenarios.

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Moviéndonos por su casco antiguo, calles amplias limpias y bien cuidadas con sus casas y edificios de estilo otomano, mezclando el blanco con el color de la madera en los dinteles, bien ataviados de dulces y souvenirs como siempre, divisamos a lo lejos lo que parecían ser los minarets más especiales que habíamos visto hasta el momento.

Y en ese instante… colapsamos. Cuando crees que ya has visto bastantes mezquitas, cuando crees que la arquitectura islámica no puede sorprenderte más, te cruzas con una joya como esta y te deja, una vez, sin palabras.

La Mezquita de Aziziye o Aziziye Camii se colocó directamente en el pódium de mi particular ranking de mezquitas turcas. Y no sólo por sus minarets que incluían una especie de pórtico para proteger al llamador que les hacía parecer faros a lo lejos… su interior era digno de admirar también.

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Una vez más, nos sorprendió como ya había pasado antes, la luminosidad de su interior. Grandes ventanales decoraban con protagonismo la pared principal de la mezquita, la que mira al Este, la que da a la Meca. Del techo colgaban diversas lámparas, diferentes en forma, tamaño y color… una imagen ecléctica muy diferente a lo que habíamos visto hasta el momento.

Pequeñas lágrimas de cristal colgaban de cadenas dando un punto nostálgico a la escena. Sus paredes impecables decoradas con los logotipos de los distintos sultanes de la zona, en tonos dorados le aportaban majestuosidad y soberbia… y es que creemos que esas dos palabras son las que mejor describen a Konya, pues su mezquita no podía ser menos.

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Nos dirigíamos al centro, cuando nos cruzamos con el Ince Minare Museum, una antigua Madraza del siglo XIII que actualmente es un museo. Es un edificio precioso, que bien vale la pena que os detengáis a escudriñarlo. Hay que pagar para verlo (10TRL)… no entramos, los blogs que consultamos no lo recomendaban así que no creímos necesario gastarnos el poco presupuesto que nos quedaba.

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Seguimos caminando hasta la plaza de Aladdin… y descubrimos un precioso parque, que una vez más nos sorprendió. Y es que cuando en Estambul el verde brillaba por su ausencia, encontrar parques así en otras ciudades menos populares es como poco sorprendente. Las fuentes poblaban el parque, así como los veladores, bancos, pequeñas farolas blancas, plantas muy cuidadas, estanques con cisnes y paseos muy románticos… y en el centro, (y aquí es cuando el Sr. Ets se enamoró del todo de Konya)… un fast food de pollo frito! El primero que vimos en toda Turquía…

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Coronaba el parque una mezquita nueva, brillante y radiante. Con sus paredes blancas y sus cúpulas plateadas, parece que es la moda en la zona. Ya las habíamos visto antes así… quizás hay tendencias en la arquitectura moderna islámica… lo ignoramos, a nosotros nos parecen todas muy similares.

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En la misma plaza de Aladdin, encontramos una mezquita muy pequeña y singular con el minaret de madera y muy bajito y una comisaría de policía digna de un museo…

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En la plaza de Aladdin y dado que aun nos quedaban un par de horas de luz, decidimos coger el autobús 64 para ir Sille…

Sille… la guinda de un perfecto pastel

Yasar, nuestro anfitrión en Konya, nos había recomendado ir a Sille. No teníamos ni idea de hacia dónde nos dirigíamos, pero todo lo que es salirse de las rutas pautadas nos gusta… así que ahí estábamos, en un autobús dirección a las afueras… y puff! Sorpresa!

Sille es un pequeño, encantador y descuidado pueblo de montaña que fue el hogar de la comunidad griega de Konya hasta su expulsión hacia 1925. Nada más bajarnos fuimos conscientes de que es de esos lugares en los que hay que pararse y respirar.

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Sus casas de adobe, piedra y madera se casi amontonaban en la calle principal. Enclavado entre montañas, nos atreveríamos de decir que cuatro eran las calles que lo recorrían… o esas son las que nos dio tiempo a ver. Siguiendo el pequeño rio que bordea la calle principal llegamos hasta una iglesia Ortodoxa, cristiana como dicen ellos. Aya Elena 🙂 …

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Muy bien cuidada por fuera, en su patio encontramos varias cuevas… no pudimos averiguar qué eran ya que el museo estaba cerrado, pero el amable guarda de seguridad nos permitió estar allí el tiempo que quisimos y ver todo lo que estaba fuera de la iglesia… algo es algo!

Os dejo con las fotos… espero que os gusten y que hayáis disfrutado leyendo sobre Konya lo que nosotros disfrutamos aprendiendo y recorriéndola palmo a palmo…

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