Cuenta Atrás al nomadismo

Queda poco más de un mes para nuestro viaje… La casa está llena de cajas, bolsas y habitaciones vacías. Todo en venta… todo pendiente de revisar. Me doy cuenta de que a pesar de que no quisimos instalarnos porque queríamos cumplir este sueño, estamos más arraigados de lo que creía. Qué difícil seleccionar lo que conservas y lo que no. Odio los “por si acaso” y los “y si…” De esos tengo 2 o 3 cajas llenas… y lo que tienen en común es que ambos te transportan a escenarios fatalistas en los que tu sueño no va como esperabas. Eso no es una opción… porque poco o nada esperamos del viaje más que el hecho en sí de hacerlo. Bastante tengo ya con las dudas, miedos y preguntas de familiares y amigos como para tener cajas de “y si…” en el pasillo. Las regalaré enteras… no hay sitio en la mochila para tanto por si acaso.

Se nos echa el tiempo encima y son tantas las cosas que hay que hacer que me bloquea por instantes. Quiero saborear cada paso que doy porque tengo la sensación de que cada día que estoy viviendo es irrepetible… Forma parte del viaje… el proceso del desarraigo, las despedidas, la renuncia al confort de lo material… Creo que aunque siga quieta, ya estoy viajando…

Miro por la ventana de la cocina y no dejo de pensar lo mucho que echaré de menos esas vistas… Las capturaré con el móvil para el recuerdo.

Blog Asia, Ventana, Sant Feliu de Llobregat

Listas… tengo diez listas diferentes que casi son iguales. No dejo de repasar una y otra vez todo lo que está pendiente. Sí, es uno de mis peores defectos: tenerlo todo bajo control. Y uno de mis mayores retos para emprender esta aventura… aprender a dejarme llevar. Pero hasta que tenga la mochila en la espalda, me he concedido la licencia de seguir haciendo listas. Un capricho de despedida.

De la estantería a una caja, de la caja a la bolsa y fuera de nuestro espacio… Una vida entera que debe caber en menos de 10kg de mochila.

Bienvenidos a la vida nómada.